El caso reciente de la esposa de Charlie Kirk, Erika Kirk perdonando públicamente al asesino de su marido, esto no es un hecho aislado. Es un síntoma de lo que ocurre en Occidente: un mundo que ha vaciado la justicia marcial de contenido y ha convertido el perdón en espectáculo moral, donde el ego de la victimista es la cimentación moral de una civilización consumada que olvidó sus raíces.
En la Torá, Caín, tras matar a Hebel, no recibe un hotel cinco estrellas ni una pensión vitalicia. Recibe trabajo duro forzado, límite y rectificación. Esa es su oportunidad de redimirse a ojos de su Hermano fallecido y del Creador, que nos muestra la medida por medida, (matar=trabajos forzados en esta vida o la siguiente) Ojo, detalle importante; este esfuerzo es llamado tecnología y civilización misma. Este fruto de su expiación, consecuentemente el asesino se convierte en servidor, no en beneficiario.
En cambio, en el Occidente poscristiano, el asesino y maleante vive en una cárcel-hotel costeada por los contribuyentes, incluida la familia de la víctima of course. La muerte deja de ser castigo y se vuelve un una plaza de funcionario vitalicio. La vida terrenal es “lo de menos” y todo se traslada a un cielo difuso, cuyo origen es:
"mi reino no es de este mundo"
Juan (18:36)
Así, la justicia el Marte, el principio masculino del límite y forma desaparece. El Imperio de la ley se extingue en cada actualización del BOE y/o Constitución, como parodia a la inmutabilidad de la Torah.
Perdonar sin exigir reparación se presenta como virtud máxima, pero en realidad es Puro Ego disfrazado de santidad: “mirad vosotros qué grande es mi corazón”. En la práctica, es premiar al agresor y banalizar el daño al inocente. Es una inversión total del orden bíblico: en vez de servir al que has dañado, te elevas sobre él con tu perdón gratuito, no con la deuda pendiente que figura en el archivo espiritual. Permítame una pizquita de Din reencarnacional profética, ¿Porque en África nacen tantos niños, si la vida es hostil? medida por medida, guapo.
Entonces volviendo a la perspectiva de Justicia real, la del judaísmo que no llama a venganza, pero tampoco a negar el límite: el ladrón sirve a la familia robada; el asesino paga a la familia del asesinado. El perdón se conquista por actos, no por espectáculo. Sin ese camino, no hay redención real, queda deudas a saldar que responden a la situación actual de tu vida, cuando buena es tu vida hoy tiene que ver con tu trabajo de ayer.
Para terminar, posiblemente lo que más me asquea es un un Occidente, aun declarándose ateo*, sigue celebrando Navidad y descansando el domingo...
Un decorado sin la sustancia pero con fundamentos errados y la defenestración de Europa es vinculada en nombre de la Cruz, la cual, uno decide si seguir el camino se su líder suicida. Porque cuando convierte sé el perdón en show mediático, en realidad está diciendo: “da igual obrar bien o mal, Dios perdona todo”.
Mentira, ese es el verdadero veneno de la serpiente: corromper el lenguaje y dudar de la voluntad del Creador.
“No hay perdón sin justicia. No hay redención sin límite. Todo lo demás es ego"
Amen ejad

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